sábado, 24 de febrero de 2018

"Shin Shin Gan" LA MIRADA PROFUNDA DEL CORAZÓN.


“Shin Shin Gan”
LA MIRADA PROFUNDA DEL CORAZÓN



En el último artículo, he sugerido que todos perseguimos lo BUENO, aunque no siempre acertamos en la naturaleza de lo mismo. Aquí voy a explicar por qué. Y nada mejor para romper el hielo que una frase de Lao-Tse que ya lo explica todo.

“Puedo conocer el camino de todas las cosas por lo que hay dentro de mi”.

A lo que añado que, “puesto que soy un hombre, nada de lo humano me resulta ajeno” y por eso voy a hablar de lo más humano. Lo más poderoso de nuestra naturaleza.

A este poder, yo lo denomino “ojo interno” o “percibir conciencias”. Y no hay que asustarse porque en realidad es tan simple que lo podría explicar con las expresiones “sonríe y te sentirás feliz” y “emula al otro y sabrás lo que siente”.

Ahora se estará preguntando…¿a qué viene todo esto que estoy diciendo?
Pues bien...

Por un lado, no existe un solo pasaje significativo de la historia de la humanidad que no haya sido conformado por las interacciones entre las personas. Tal es así que, la historia de los hombres es la historia de lo que han PENSADO y se han DICHO las personas entre sí.

Por otro lado, la supervivencia de la humanidad no ha venido, como se ha pensado hasta hace poco, por el dominio de los utensilios y de las técnicas de consecución del alimento. Sino más bien de la sutil capacidad secreta e íntima de COMPRENDER, REACCIONAR y MANIPULAR a las personas en sociedad, de un modo que en las interacciones se aprende la CONFIANZA, la RECIPROCIDAD, el FAVORITISMO, la INFIDELIDAD, la RIVALIDAD, los CELOS, la CULPABILIDAD, la SIMPATIA, la COMPRENSION, la CONFIANZA, el ENGAÑO, la TRAICION y las habilidades de leer bajo la superficie de lo que vemos, darle sentido y de manejar a otros humanos. En definitiva, todo lo que nos hace humanos.

Esta “penetración psicológica” es posible gracias a la mejor herramienta del ser humano:

la CONCIENCIA.

Y por eso, es conveniente saberlo para el hombre común por la importancia de preguntarnos que desean los demás, que piensan, que sienten, porqué actúan de tal o cual modo y cómo lidiar con esa información para influir, evitar, actuar o canalizar sus conductas. Tanto como para el guerrero del karate lo será conocerlo y transcender ese YO, en vías de una “conciencia no dual” (Kensho) que viene de la cualidad de “estar despierto” o consciencia con “s” (Ishiki).

Los japoneses definen como mínimo, que yo sepa, cinco formas distintas de conciencia. Pero aquí me refiero a la conciencia que ha permitido en mayor medida la supervivencia de nuestra especie: la CONCIENCIA DEL “YO” (Ryoshin).

Esta conciencia a la que me refiero, es la representación interna que cada uno tenemos de nosotros mismos, a través de la SENSACION (darse cuenta de la percepción) que acompaña a la PERCEPCION, y a través del SENTIMIENTO (darse cuenta de la emoción) que acompaña a toda EMOCION.

El mecanismo de funcionamiento radica en el “YOMI” (percibir, leer) interno:

1-Experimentamos la emoción propia.
2-Reconocemos la emoción propia como un sentimiento.
3-Atribuimos ese sentimiento a los demás en las mismas circunstancias.

Y a la inversa, el “YOMI” externo:

1-Vemos una expresión ajena.
2-Reconocemos esa expresión también en nosotros mismos.
3- Le atribuimos la emoción del otro, que nosotros sentimos al poner esa expresión.

De este modo, el YO se convierte en el modelo del YO de los demás.
Y es así como en la historia de la evolución humana, se encendió el “faro de luz” de la CONCIENCIA. Y brilló desde entonces para iluminar el mundo alrededor de cada uno de nosotros.

Pues bien, las herramientas naturales para aprender explorar el alma humano y generar situaciones extraordinarias para aprender a interaccionar y experimentar con sentimientos sin arriesgarse a errores que traigan consecuencias negativas, son el JUEGO y los SUEÑOS.

Pero también el hombre ha creado un aprendizaje artificial de experiencias vicarias inventando sustitutos como los libros, el cine, la música, etc…
Pues bien, ese PODER DE PENETRACION PSICOLOGICA es el acicate para armonizar, sintonizar y ayudarnos unos a otros. Eso es lo mejor de la humanidad. Lo peor de la humanidad son los hombres y mujeres que permanecemos ciegos e indiferentes al sufrimiento de los demás e incluso a veces dañamos a los demás en beneficio nuestro. Sin embargo, en esta sociedad que al que está vestido viste y al que está desnudo lo desnuda, lo más irónico es que la propia CONCIENCIA y el propio hombre consciente es quien creó las instituciones que ahora nos amenazan, permitiendo el TODO VALE con tal de que:

-Produzca dinero.
-Fomente intereses personales.
-Defienda el status quo.

¿Porque?

Pues por las dos formas de ser feliz que existen: una hacerse el ignorante y otra serlo.

Y es por ignorancia por lo que confundimos a veces la naturaleza del “bien conveniente” para los hombres con un mal, y a la inversa.

Y es que, hay Ministros de Defensa que no han estado nunca en una guerra.

Hay sacerdotes o jueces que solucionan problemas conyugales sin nunca haberlo ni sufrido ni siquiera experimentado antes en su mente.

Hay Ministros de Trabajo que nunca han sufrido el paro en sus carnes.

Que muchas veces, todo resulta muy cómico con tal de que le ocurra a otro, y así es como nos convertimos en extraños para los demás y también para nosotros mismos.

En definitiva, que comprender a los demás hasta la letra gorda es obligado para la supervivencia de base. Pero a partir de un punto más detallista en el que podríamos mejorar el mundo, es sólo una opción y no una necesidad. Y esto es porque la gente, las piedras grandes siempre las ve, con las pequeñas tropieza y hace que a veces lleguemos a estar deshumanizados y que confundamos la naturaleza de lo que está bien y de lo que está mal.

Cada persona inicia su vida con un programa de base propicio a crear el mundo de los demás a la imagen de uno mismo. Engendrando así en nosotros un sentimiento mutuo que nos hace proclives a las relaciones de amistad. Y según nos enriquecemos más y más, el mundo que vemos se enriquece con nosotros.

El secreto de todo lo que quiero transmitir aquí, radica en permitir ese sentimiento de que formamos parte de un gran cuerpo que es el mundo.

Comprender ese mundo que sufre y es feliz por los mismos mecanismos nuestros.

Nutrir ese sentimiento magnánime del valor del mundo y de auto-importancia para que llegue a madurar en el reconocimiento de que

SOLO PODEMOS ENTREGAR
LO QUE ESTA EN NOSOTROS, 
y de que en definitiva, nuestra CONCIENCIA 
es la medida de todas las cosas.


                                                             FÉLIX B. DÍAZ

domingo, 18 de febrero de 2018

Las personas de alta energía piensan bien.



LAS PERSONAS DE ALTA ENERGIA PIENSAN BIEN 

“Si se dirigen a ti con algo MALO, responde tú con lo BUENO. 

Cada uno da lo que tiene. 

Y por ende, también a la inversa: CADA UNO TIENE LO QUE DÁ” 



Un artista marcial es alguien que lucha contra sí mismo no contra los demás. 
Es alguien que vence sus dragones interiores inconvenientes en beneficio de los convenientes. O sea que se vence a sí mismo, no a los demás. 
Y es un “buscador de la verdad” que sabe que las verdades viven retiradas en el interior de las cosas. 

Por tanto, el artista marcial es dado:
Primero a la meditación y a la introspección. 
Segundo a la voluntad de mejora constante. 

Estoy hablando de ideas que he dado por ciertas después de estar muy seguro de no estar seguro de nada. De cosas que no me gustaría que las leyesen como si las dijese yo, sino como si fuesen dichas por el sentido lógico y la cordura de bien de una forma muy especial de pensar. 

Comienzo pues...
Todas las personas somos espoleadas por las emociones. Y esa tendencia humana, a parte de convertirnos a veces en enemigos unos de otros, porque tenemos intereses personales que tarde o temprano aunque casi siempre más temprano que tarde se contradicen con los intereses de los otros, también nos acercan a la vida en sociedad, bajo el paraguas protector de la aprobación ajena. 

La identificación con un grupo es el resultado de sentirse protegido, pero como nunca se consigue algo por nada, eso exige sacrificar deseos e ideas personales en beneficio del “criterio social consensuado”. O sea, el redil de ideas, deseos del grupo y del “comodismo” que ello supone. 

Pero ¿cómo es posible que las emociones-deseos de uno mismo no anulen las promesas de grupo? 

Pues saber eso es como las hamburguesas, es mejor no saber cómo se hace. 
Pero aún así, no lo ocultaré. 
 Ahí va, esto es porque una emoción-deseo puede ser destruido por una emoción-deseo contraria. Me explico, un hombre que se abstenga de contradecir a una tradición de pandereta o ciertas garrulerías aceptadas de maestros de prestigio, se abstendrá por miedo a un mal mayor como el de ser desaprobado . 

Así es como se establece la sociedad de esclavos fundada en algo que tiene los ojos muy grandes y las patas de la felicidad muy cortas: se llama miedo. 

Así las cosas, en una sociedad que se precie de serlo, se denomina "EL BIEN" o digno de alabanza a lo que sea favorable al grupo. Y "EL MAL" o digno de censura, a lo que sea desfavorable al grupo. Y las virtudes aceptadas no serán más que el resultado del miedo. 

Bien, sabemos que es malo engorilarse en emociones como el odio, la ira, el orgullo… 

Pero pronto, el grupo social transforma los vicios en virtudes como expongo a continuación. 

Se elogiará al que odia a los asesinos, al que la envidia por un campeón le fuerza a ser mejor. Se elogiará el orgullo si lleva a uno mismo a ser mejor. 

A estas groserías se las puede denominar “energía (ki) negra”. 

Y mientras que el hombre libre sabe actuar como la naturaleza en libertad, de manera ingenua, natural y espontánea porque la verdadera virtud no se sabe virtud; el esclavo actúa en beneficio también de la consolidación de los grupos en sociedad, cultivando las respuestas emocionales como el que cultiva los tomates en la huerta. 

A saber, se elogiará la humildad, porque la persona humilde se centra en sus debilidades y es más fácil de controlar, se contenta con poco y se resigna con facilidad al sufrimiento. 

Se elogia la vergüenza que es útil para regular las acciones en función de aprobación-reprobación pero que es una forma de baja energía. 

Se elogiará la piedad si lleva ayudar a los demás a través de nuestra debilidad. 

Ciertamente, abrir la ventana a la vergüenza, la humildad y la piedad, es mejor que nada, porque un hombre que se instruye en esos sentimientos no hará daño a nadie y contribuirá a la unión. Por eso tales emociones son consideradas virtudes elogiadas y aprobadas. 

Pero estas supuestas virtudes no fortalecen al hombre, sino que lo debilitan y lo hacen menos peligroso. A esta forma de energía se puede denominar ”energía (ki) negativa”. 

De hecho, la sabiduría china ya nos advierte de que cuando el hombre incorrecto hace lo correcto, se torna incorrecto. Y esta incorrección se traduce en pérdidas de energía vital (ki) y lo mismo debe decirse cuando se esgrime toda la arborescencia afectiva de categoría similar. Y con esto no estoy promoviendo ser anti-social, sino simplemente ser anti-estupidez. 

De modo que, no habría que dejarse engañar por la cancamusa de esas convenciones útiles, y creer realmente que los hombres valen cuando odian, se iracundan, envidian, se enorgullecen, son humildes, se avergüenzan o se apiadan. 

Lo que se ha hecho es cambiar de esclavitud. 

Se cambia de la esclavitud de los deseos-emociones individuales a la esclavitud de los deseos-emociones aceptados por el grupo. 

Todo esto solo puede tener sentido en una sociedad donde se teme el castigo o la reprobación. Tal sociedad no tendría sentido si los hombres no sintieran miedo. Por tanto el miedo a no ser aceptado puede decirse impropiamente que es bueno. 

Y, en la medida en que el hombre no está guiado por la conciencia clara, estará guiado por el miedo. 

Por eso vamos hacia la humildad por miedo a la soberbia. 

Vamos a la vergüenza por miedo a la desvergüenza. 

Vamos a la piedad por miedo a la perversidad. 

Vamos al orgullo por miedo a la dejadez. 

Vamos al odio al mal por miedo a la indiferencia. 

Vamos a la envidia “sana” por miedo al conformismo. 

Pues bien, de esos polvos tenemos estos lodos. Y todo ese miedo es baja energía. 

Y, se comete un error. El de hacer un mal por otro, montado en la inercia del dejarse guiar por el miedo. 

Y todo esto es porque el hombre a parte de ser un animal absurdo que necesita lógica para sobrevivir, es un animal lógico que necesita del absurdo para sobrevivir. 

Por eso nos parecemos así al enfermo que come sin hambre por miedo a la muerte, AUNQUE MEJOR SERÍA GOZAR DEL PLACER DE COMER. 

Nos parecemos al juez que condena con odio al asesino con odio EN VEZ DE PENSAR EN EL BENEFICIO PÚBLICO. 

A veces nos parecemos al que habla del vicio de la maldad EN VEZ DE LA BONDAD DE LO CONVENIENTE. 

Todo esto es lo normal. 

Personalmente, intento ser también así de normal pero a veces me aburro y vuelvo a ser yo. Y en ese momento atisbo ese DO (camino existencial) del que estoy hablando desde un principio. Del DO auténtico de origen chino, que es más simple y normal que una vaca pastando. Y no del más tardío (camino doctrinal del MAL-BIEN) de aprobación-desaprobación por parte del grupo que corre un es-tupido velo sobre la realidad, más normativo y a la usanza nipona. 

Ese DO del que hablaba antes, el auténtico para mentes despiertas y ojos sensibles, es un equilibrio dinámico constante sobre lo conveniente-inconveniente de cada cosa en cada momento. Un curso fluyente de acción a lomos de una golondrina que vuela libre. El artista marcial de mente clara busca directamente el templo de la virtud, el claustro de la bondad y evita el vicio de las emociones que nos debilitan la energía. 

Dicho de otro modo, el pensamiento del mal es malo. 

PENSAR EL MAL ES PENSAR MALO. 

Y… el mal no es nada. Malo (inconveniente) y bueno (conveniente) si todavía son algo, pero EL MAL dogmático y el BIEN dogmático no. 

Toda voluntad es voluntad de “bueno” y aunque a primera vista no lo parezca, todo el mundo hace las cosas por algo “bueno”. Por ejemplo, hasta un asesino, asesina por placer. Y el placer es bueno. Lo que pasa es que el asesino se equivoca de pleno en si ese placer es conveniente o no. Se equivoca sobre la naturaleza de lo “bueno”. 

Por tanto, TODOS hacemos las cosas por algo “bueno” (conveniente). Y como consecuencia, hablar de lo “malo” (inconveniente) ya nos enfoca muy mal. Y bueno…hablar del MAL es como hablar de nada. 

De hecho, si fuéramos conscientes de la realidad no nos formaríamos conceptos del BIEN ni del MAL, pues ambos son dos contrarios que sólo tienen sentido para el hombre que se equivoca en la naturaleza de lo “bueno” y lo “malo” y hay que encarrilarle. 

Así las cosas, me parece bueno para aumentar la energía vital (KI): 

Abandonar todo juicio interno del BIEN y del MAL como si un Dios con voluntad de juzgarnos tuviese el poder de castigarnos o premiarnos. Por el contrario deberíamos impregnarnos de lo BUENO (conveniente) en detrimento de lo MALO (inconveniente) para cada persona en particular. 

Abandonar toda fabulación de ESPERANZAS futuras, depositando la responsabilidad en un Dios que hubiese programado un finalismo para nosotros. Por el contrario debería uno impregnarse de la propia responsabilidad del PRESENTE. 

No dejarse zarandear por los DESEOS internos de hacer lo que nos da la gana en vez de hacer lo que queramos, ni por los PADECIMIENTOS de una esclavitud social de aprobación-desaprobación que se apodera también de nuestra mente. Por el contrario deberíamos vivir en un centro en calma (FUDOSHIN). 

En definitiva, un CENTRO EN CALMA alejado de deseos y padecimientos, dentro del ETERNO PRESENTE de la propia responsabilidad y más allá del BIEN y del MAL. 

¿Y cómo se hace eso? Pues para tal cosa, mirarlo todo “desde arriba” y “desde lejos”, iluminarnos continuamente con un entendimiento claro de la esencia del mundo y de las cosas, de los intereses de las cosas, de la armonía para relacionarse de la manera más fluida posible con cada cosa en particular. 
 Y, no hablo únicamente de aumentar las relaciones con las cosas convenientes ni de disminuir las relaciones con las inconvenientes, porque el aumento de lo conveniente, cuando rebasa un cierto nivel, lleva a ser inconvenientes tales cosas y a la inversa. 
Hablo de cambiar el tipo de relación con cada cosa, porque una misma cosa es conveniente si nos relacionamos con ella de cierta manera e inconveniente a la inversa. O sea, saber transformar las relaciones malas en relaciones buenas, y si es imposible lidiar en positivo con los hechos, queda el recurso de cambiar nuestra perspectiva de las cosas, tal y como indica la sabiduría popular que dice algo así como que “no hay bien que por mal no venga”. Sólo hay que cambiar la forma de ver las cosas para que las cosas cambien. Por ejemplo, es inaceptable el comportamiento molesto de un niño, pero lo podemos aceptar si el motivo de tal agitación es la muerte reciente de su madre. 

Y ese entendimiento parte de la suprema idea de transformarnos en alguien que sabiendo que a pesar de lo inconveniente de muchas cosas, hay algo bueno en cada cosa; alguien que piensa lo bueno de las cosas y siente lo agradable de cada cosa. 

                         De modo que no nos gustan las cosas porque son buenas. 

Las cosas son buenas porque nos gustan.

No nos sentimos plenos porque nos alegren las cosas.

 Las cosas nos alegran porque estamos 
plenos. 

Y eso no implica la tontuna de conformarse en querer lo que se sabe, 
sino ser tan audaz de saber lo que se quiere. 

Félix B. Díaz