UN PASEO POR LA HISTORIA DEL TEGUMI.
Primera parte. El tegumi previo al karate.
Este es el viaje de exploración de un nuevo y extraño mundo. Un mundo que nos inspira a llegar con audacia donde pocos han llegado con anterioridad: al comienzo, a su genialidad, a la genialidad del arte del karate.
Aunque no todos los comienzos son necesariamente el principio, retrotraernos a un viaje a través del tiempo y del espacio de 3.000 años atrás, es un buen comienzo para lo que nos concierne. Y lo que nos concierne es descubrir los secretos más herméticos del karate y los misterios que ocultan sus kata.
Pues bien, si queremos llegar a algún lugar será mejor que comencemos.
En este épico punto de la prehistoria, los “Kumaso” (hombres que atacan a los osos) migraron desde el oeste de Asia, atravesaron Japón, y se establecieron en Okinawa. La mención de este dato, arroja luz sobre porque permanecen en Okinawa costumbres muy antiguas del Japón, como por ejemplo la lucha sumo, y por eso Okinawa se ha venido a denominar “el museo ancestral del Japón”.
La larga marcha del TEGUMI más allá del terreno que nos ha traído, arranca pues, con “los hombres que atacaban a los osos”, pero los primeros indicios históricos datan de 1.139 (M. Tamemoto).
Este TEGUMI “ancestral”, antecesor del TEGUMI del karate, no es más que una variante primitiva del sumo, que incluía también golpes y llaves.
Sabemos que dicho TEGUMI ancestral, todavía no era karate, ni se inspiraba en katas, pero en cambio convivía con prácticas marciales de hechicería connaturales al hombre de Okinawa denominadas “mano del infinito” o TE, que se usaban para abrir brechas en el “tiempo”, accediendo a dimensiones desconocidas de conciencia, hasta derivar a otro tipo de realidades, alcanzando así el auténtico conocimiento interior.
Hablar del TEGUMI (ancestral) y del TE es referirnos a un ámbito de enorme trascendencia, puesto que ambos configuran uno de los elementos más emblemáticos de Okinawa, aunque sin corresponder todavía al TEGUMI (clásico) del karate por antonomasia y a sus magistrales katas, del que haremos mención más adelante, sino a un homónimo suyo que presumiblemente preludia su génesis. Pero eso es harina de otro costal que abriremos en breve.
CONTINUARÁ…
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