Tal autoengaño es una impostura que no goza de remedio, en parte porque nos sentimos cómodos y sobreprotegidos, mientras seamos cebados por el “criterio social consensuado”, haciendo pasto de cualquier costumbrismo, tanto sea de envergadura como de pandereta. Que más da...
Y mientras nos permitamos ser cautivos del señorío del “criterio de autoridad” y el "ipse dixit" (él lo dijo), que tiende a hacernos proclives a exaltar una obra, sólo por quién lo haya dicho (efecto halo), mientras que "LO QUE ES", siempre se va de vacaciones permanentes
Al igual que yo me admiro con alegría del cielo azul que veo en España, y un chino también del cielo azul desde China, se podrá entender algo tan perogrullesco que me trajo de cabeza durante algún tiempo y es de lo que hablaré aquí:
Siempre me resultó sorprendente, por su recurrencia en la historia de las artes marciales, la antorcha de ciertos “buscadores de la verdad” de distintos lugares y sin contacto entre sí, ha aterrizado en conclusiones similares sobre el altar de los PRINCIPIOS TÉCNICOS UNIVERSALES.
¿Que ocurre si un pensamiento técnico INCORRECTO, NO se adecua con la una acción técnica CORRECTA que se precie de serlo? ¿Es correcto?
Preguntas que me llevan a tomar una pequeña bifurcación, para dejar claro lo que humildemente entiendo por “PENSAMIENTO INCORRECTO”. Pues entiendo como tal, al pensamiento que no tiene ninguna base lógica ni coherencia para que funcione en la realidad fáctica, lo que se piensa.
Y para que nada falte, debo añadir que “TÉCNICO” es el modelo óptimo de acción que nos permita realizar la máxima eficacia posible con el MINIMO DE ESFUERZO.
Pues bien, ni que decir tiene que si es “INCORRECTO”, y para más inri, NO se adecua con lo que se debe interpretar por “TÉCNICA”, no servirá de nada ese tipo de pensamiento. Creo que sobran explicaciones, pero faltan preguntas que se resumen en una.
¿Le parece demasiado surrealista esta opción para ser real? Pues más común de lo que cabría esperar.
Cuando la transmisión individual, de corazón a corazón “i shin de shin”, de maestro a “uchi-deshi” (alumno interno), paso a la clase grupal, y ciertos conceptos técnicos se tornaron bochornosos y comenzaron a campear a sus anchas. Entonces fue cuando el mundo del karate llamó a la puerta de esta nueva era, y el karate original se fue deshilvanando, con lo que al final de la madeja sólo quedaron los flecos de los ESPEJISMOS DE LA REALIDAD OBSERVABLE. Producto para exportar en una “surprise box” cuadrada, muy cuadrada,
La caja de la dependencia “del que sabe” y que sobrevive en los mundos del “hazlo difícil”, en un escenario marcado por más y más katas de lo mismo con una obsolescencia de los detalles, que apesta a pasta.
Todo ello en alas de la filosofía inadaptable del "café para todos", frente al callejón de la intolerancia que conduce al que no esté a gusto a "que se vaya de este pueblo".
También aderezado con el principio maximalista de “más es más”, cuanto más esfuerzo, más mejor. Porque siempre es poco lo que no es demasiado. Como el dinero, sólo demasiado es suficiente.
Un novísimo karate bien elegante, envuelto y sellado con una etiqueta vanguardista que dice: “TRADICION”. Una palabra clave para designar la adhesión humana al "comodismo".
Entonces entramos en escena nosotros y fue cuando inocentemente picamos unos cuantos (un servidor, de los que más pico), porque al abrir la “caja tonta”, saltó del muelle sorpresa un puño que nos pegó una cavernaria trompada en las narices con el troquel frontal que dice “kime”. Concepto resultón que hemos creído a pies juntillas y pensado mal, en el sentido de que “TECNICA” de golpeo eficaz, no es para nada trabar la fuerza al máximo con residual rigidez que impide el cambio sobre la marcha.
Mi abuela me enseño a ser precavido a cuando llevara los huevos no ponerlos todos en la misma cesta por si se rompen, que no rompan todos. Del mismo modo, no debemos poner "todos los guevos" en el mismo golpe. Para que el golpe sea adaptable debe tener una tensión de muelle y un relleno de energía "ki". Menos rigidez muscular y nada de fijación final. Eso es tener “TECNICA”, ser consciente de dominar la praxis del “MENOS ES MÁS”. O sea, lo menos forzado sería lo correcto.
Pero nada de lo que digo es raro en el proceloso mundo de MAYA del karate, porque ya es bien sabido de todos que cuanto más grande es un dogma circense, mas creíble resulta. Aunque… siempre hubo espacio para alguna payasada más, que por cierto, se tornó mastodóntica cuando se confabuló con ciertos elementos granados y floridos de una misma tramoya, que cortocircuitan cualquier análisis racional sobre lo que significa “técnica” en el mundo real.
Ríos de tinta han corrido sobre el giro de la cadera “koshi-kayten”. Potencia visible y audible en acción. Tanto me ha llegado a gustar esta petulancia que, incluso pensé que magnificar el giro de la cadera hacia una potencia aún más notoria, era como conseguir ser mejor, y que cualquier tiempo pasado fuera peor. Por supuesto entrenando más y con más fuerza.
Craso error…no fue así. Lo cierto es que resulta menos eficiente y más arriesgado usar la cadera en potencia, que usar la gravedad y el resorte de activación, como era su función original. El caso es que hemos confundido el uso direccionador de la cadera con el uso generador-impulsor, quizá con el motivo añadido de dar pompa al movimiento. Y…mala cosa porque todas las pompas son fúnebres; y en este caso, la pompa acaba por quemar los cartílagos de la cadera.
Por otro lado, hemos malinterpretado (yo el que más) “fumidashi”; “jiku-ashi”; “do-kyaku”, como error a contrario, es decir, como si fuese algo que minimice los esfuerzos, maximizando la eficacia. Cuando en realidad es la anti-técnica en acción pura, por enfatizar el ESFUERZO de los impulsos como una lucha forzada contra la gravedad, y ser puro veneno para el “combate próximo” que proponen los kata, por la alarma que produce, como visibles pre-avisos en el sistema sensorial del oponente.
¿Y que decir de “hineri-te” y “hikite”, dos iconos que son la firma del karate? En mis tiempos jóvenes, siempre me ha impresionado la sensación de fortaleza estructural que produce a primera vista.
Pero lo cierto es que, las pasmosas explicaciones sobre la instrucción militar que yo mismo he vivido a propósito del “hineri-te”, con el cruce de radio-cubito para reforzar lo que no hace falta, demuestra un desconocimiento total de uno de los conceptos más básicos de los artes marciales: el resorte de activación.
Y la abrumadora teoría sobre la analogía de las famosas estrías del cañón que todos conocemos, dejaría sin validez muchas técnicas del karate que carecen de tal torsión. Y no la tienen porque en realidad no se necesita. Una vez aprendido el concepto "resorte", se aplica a todo (internamente) sin necesidad de torsionar de manera visible. Lo que demuestra así que la brillantez intelectual del excelso gigante que sugirió tales explicaciones, y de cuyo nombre no quiero acordarme, es compatible con estar absolutamente equivocado. Y no quiero acordarme por no mancillar al hombre. En cuanto a las ideas, si son erróneas que les den.
Ni que decir tienen las explicaciones del “hikite”. Un toque de elegancia y distinción del karate, re-interpretado insólitamente como motor de arranque de la cadera, y como si no tuviese nada que ver con el “efecto resorte elástico” y “estabilización del sistema estructural”. Que por cierto, no se necesita para nada llevar el puño en ristre, a no ser que se sea un perfecto principiante. Pero aún no siéndolo, la costumbre y oficialidad nos vuelve inconscientes a que deba verificarse, ni mucho menos a desasirse.
¿Y la bellísima perfección geométrica posicional del “dachi”? Cierto es que resulta poderosa a la vista, tanta rigidez estancada sobre dos patas. Y, a mí me ha emocionado durante mucho tiempo. Pero...siendo bueno para los principiantes durante los primeros meses de sólida "instrucción", también me siento obligado a decir que, como lo perfecto es enemigo de lo bueno, tal PERFECCIÓN ESTRUCTURAL que espiga en los patológicos campos de las sobre-dimensiones y las sobre-forzaduras, el atornillamiento y el anclaje, es más frágil y artificioso que el cartón piedra.
¿Y de la sutileza y la suavidad que sugiere todo lo que pretende denominarse técnica?
Na de na, que es menos que nada…
Sabe más fácil el espíritu de interponer fuerza a la fuerza, que yo denomino "noble avantage" o derecho del más fuerte.
Groserías en las cuales también el hombre busca llegar al máximo.
Sabe más fácil la animalidad que motiva a engorilarse y que consiste en que cuando uno pega fuerte, el otro lejos de buscar concordia con la suavidad, armonía, la sutileza del desenraizamiento, del control del ki adverso, da el mate con otro manporro más fuerte si puede o con su defensa “rakka” en apoteosis aún mayor. Cierto es que rakka, siendo lo más usado en el karate educativo, no es la única teoría defensiva, pero no es menos cierto que, todas las demás por muy desviadoras que sean, no saben de la pasividad y usan la fuerza muscular y el imponer la voluntad por la fuerza. Y creo que peor que la fuerza bruta es la voluntad bruta. Por todo ello y por muchas más cosas, me parecen radicales garrulerías que, a estas alturas, rechazo en redondo.
Pero sin acritud…
¡Ehhh! que para opiniones hicieron respetos. Y mis respetos a las personas que lo defienden.
Con las teorías hay que ser implacables en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad mental de las mismas.
Desde un prisma opuesto, en el término “técnica” debería brillar con luz propia la idea de seguir el camino más fácil que nos lleva a una finalización del oponente con la ergonómica del sin-esfuerzo. Virtuosismo que brilla por su ausencia en todas las "transiciones" y todo concepto relacionado con lo que se podría denominar "postura técnica relativa". Metamorfosis adaptativa que debería conducir al objetivo más estimado por los viejos maestros: la "forma sin forma", a fin de adaptarse con sutileza infinita a todo lo que se presente.
Pues si el hecho de que UN KATA carezca de progresión hacia el objetivo final de cualquier forma: la “forma sin forma”; ya es una perfecta tontuna en sí que nos desacredita. Y las estupideces propuestas en la inmensa mayoría de los "bunkai", lo son hasta una escala sin precedentes. Pero las cosas son como son, porque fueron como fueron, por lo que de esos polvos tenemos estos lodos. Y lo mordaz de la estupidez es que, se te mete dentro y aunque el resto puede verla, uno mismo no.
A lo que íbamos, es que ante la flaca herencia de un karate con katas sin significado, mientras unos se encargaban de recomponer los huevos rotos, apareció paulatinamente la fiebre de los bunkai, sacados de la manga del mal menor de algún campeón de las chifladuras, que le gustó lo de tirar a pichón parado para intentar APLICAR de nuevo, el kata cortesano y quietista. Lo que supone un kata mas irreal todavía que el kata a una persona. Un delirante kata a dos personas, que interpreta el kata a una, en vez de INTERPRETAR al oponente. Y que para decirlo bonito, trata de resolver el “problema de justificar los kata”, con la misma mentalidad forzada y artificiosa con que han sido creados.
Nada que ver con lo que debería ser un kata con un mínimo de sentido...el común.
Detesto ser yo quien lo diga, pero estos pensamientos técnicos incorrectos han sido la semilla de un craso error montado en la inercia de la resignación interpretativa de los estilos chinos, a cargo de los jóvenes japoneses, que acabaron por transformarlo todo en una tortura china.
Un sistema antipersona que raya el peligro mental.
Pero cuando el cedazo que separa el trigo de la paja, no está en buenas manos, puede transformarse en un pandero.
Tercera forma de pensar:
LA SUERTE DEL TONTO
Los seres humanos somos seres extremosos que pasamos de una cosa a la contraria, porque la mente sólo entiende las cosas por lo opuesto. Por eso, si una cosa no nos ofrece un conocimiento verdadero, quizá quepa rebuscar en lo contrario. Lo que me lleva a otra proverbial pregunta.
¿Que ocurre si un pensamiento técnico INCORRECTO, se adecua con la acción técnica CORRECTA? ¿Es correcto?
Pues bien, sigue siendo mi estudio argumentativo personal, pero creo que un pensamiento tampoco es correcto cuando por medios incorrectos hace llegar a conclusiones acertadas, incluso aunque sea concebido de conformidad con el objeto real. O sea, que aunque al burro le suene la flauta, no es motivo para argüir que sabe tocar, ni mucho menos que sabe música. Por ejemplo, un loco que se imagine y diga en plena tormenta que está lloviendo, si realmente llueve pero el no lo sabe, ha alcanzado el éxito de un fracaso.
La suerte del tonto.
Pero la suerte del tonto tiene las patas muy cortas porque, con carácter inmediato, las cosas dejarán de encajar con las demás. Por tanto, tampoco se llega así a un pensamiento correcto, y por extensión, tampoco a un pensamiento técnico adecuado.
Pensando podríamos llegar, por casualidad o porque nos lo dijo un pajarito, a la aseveración que se me ocurre a brocha gorda, de que un giro de la cadera en el karate, direcciona la fuerza en vez de generarla (lo cual es verdad) pero no sabríamos porque, ni como. Palidecería bajo los anteojos de la poderosa incongruencia al no poder relacionarlo ni con la caída interna gravitatoria, el resorte de activación, ni con otros factores implicados que aunque someramente, expondré más adelante.
Por ende, el pensamiento discordante con la realidad pero que acierta, tampoco es un pensamiento correcto que nos permita comprender, aprender y progresar.
Pero queda por lo menos otra alternativa, la más viable.
Cuarta forma de pensar:
NO BASTA CON PENSAR, HAY QUE PENSAR EN ALGO
Pensar en algo coherente.
Pensar con lógica.
En los mundos interiores grandes, donde se visualizan, ensayan y construyen los sistemas coherentes, se experimenta la lógica.
La coherencia de una lógica es un buen punto de partida para un conocimiento fiable.
Salta a la vista por razones fáciles de comprender, que si un científico concibe una ingeniosa máquina que funciona, ese pensamiento “”per se” sobre dicha maquina será COHERENTE, aunque no exista dicha máquina. O sea, que en principio no se necesita observar la existencia de algo, para saber que es una "veritas" coherente.
Y lleva una ventaja la coherencia, que es eterna.
La coherencia es lo correcto.
Siguiendo esta línea argumental se desprende que, para saber si un pensamiento técnico es correcto, no hace falta pues, fijarse en otra cosa que en el pensamiento mismo.
En su lógica aplastante.
En la verdad incuestionable que se descubre desde dentro.
Desde la extraña belleza del interior.
Hagamos entonces un viaje al interior del karate.
Daré ahora una pincelada de pensamiento correcto donde cabe la sencillez y el ingenio del arte.
En un lugar donde la naturaleza de la mente es ser serena y abierta. Y la del cuerpo fluido y relajado, entraremos en visualización sublime de comprensión oceánica, donde campea en juego el estado más maravilloso del cuerpo: la coherencia del funcionamiento del sistema dinámico físico interno.
Pues bien, como dice la sabiduría original del arte marcial chino y por extensión al karate lo que le toca, obviaremos las interpretaciones empíricas y comenzaremos a pensar en "aguas más insondables":
SER como una esfera que gira, torsiona, cambia y varía.
TENER la consistencia de una bolsa de agua.
El hombre es un espacio vacío y libre de ser llenado de todas las formas sin forma.
El cuerpo fluido es un medio perfecto para que la vibración energética lo penetre.
La mente desapegada, puede abrazar los movimientos sin pensar y sin forzar.
Uno de los objetivos del karate original, es crear espacios interiores a base de dejar de resistir, de rendirse al relax, para que las ondas de impacto que afloran del "dan-tien", viajen hacia el suelo en favor de la caída interna gravitatoria por un cuerpo en relax activo.
El otro es que se propagarán exhuberantes desde el suelo, en efecto rebote elástico, por un cuerpo tan ligero como la brisa que vibra con la dispersión ascendente de la caída interna.
Pero hay más.
Las vibraciones de impacto se amplifican en relación simbiótica con el resorte elástico de activación. Una especie de catapulta de ballesta que acumula la energía antes de emitirla. Actuando con la hermosura sublime de un disparador automático que se aúna a la masa reforzada de todo el cuerpo integrado pero suelto, como si se gozase del beneficio de miles de esferas rodantes.
La maña consiste en mantener el cuerpo fluido como el agua y la cadera en función flotante como una boya en el líquido elemento.
Para lo cual, es imprescindible, visualizar hasta la somatización, el "shoshuten" (orbita microcósmica) ascendente, que con movimiento peristáltico de sutileza infinita, sube como una sabia nueva llena de vida y suspende la cabeza como de un hilo fino, y gracias al circuito descendente que fluye como un delgado haz de luz, permitirse colgar como si de un péndulo se tratase.
Todo lo anterior nos conduce al equilibrio central, estando de pie, no como un poste, sino como una brizna de hierba, siempre en actitud de descanso apoyado en el esqueleto, unido a la vida intima y secreta del eje central que es necesario proteger, sobre el que la balanza corporal produce el efecto acuático de la flotación sin oponerse a nada.
Y en sentido paralelo, los pies con efecto raíz, aseguran el terreno y contienen la gravitación como una descarga hidráulica que permite el paso seguro, y levitar la otra pierna en "paso vacío", sin necesidad de ajustar el centro de gravedad. Eso es TECNICA por antonomasia.
Siguiendo el hilo argumental, muchas técnicas unidas en una estructura con personalidad, conforman una red líquida de movimiento, que no son más que el vacío entre técnicas formales y conceptos funcionales. Es lo que se denomina KATA. Dichas técnicas, por no tener un camino fijo, se dicen “técnicas relativas” y expresan más, conceptos que movimientos, porque en lo que se refiere a movimiento, no son más que ondas flageliformes de propagación que provienen de la órbita macrocósmica, optimizando así el movimiento natural y alcanzando su climax en el relleno de los brazos y piernas de gran poder. Un poder que acaba por ser refinado en un micro-instante hacia conceptos prácticos como desbordar, rebotar, inflar-desinflar, penetrar, percutar, etc...
A este escurridizo "KI" circulante que discurre estimulante y euforizante, como el agua que anda entre rocas desnudas y rellena las posturas de los KATA, habrá que abrirse a las visualizaciones oportunas que nos invitan a ceder, neutralizar, guiar, controlar, emitir y seguir la fuerza del oponente en todo momento, para fluir como una danza de energía en experiencias de éxito y armonía.
Concomitante todo ello por cierto, a un juego de lucha-combate (TEGUMI), donde al no haber resistencia a la energía del otro, esa no tiene nada contra lo que actuar. Sería como actuar contra el vacío.
Un juego fácil de sensibilidad a sensibilidad, de “energía ki” a “energía ki”, de “corazón a corazón” que torna imposible cualquier enseñanza colectiva.
Una danza sensible, ingeniosa y sutil que fluye dinámica.
Un contraste con la serena quietud interior y que afina el hiper-sensible órgano interno de la percepción hasta límites de sutileza insondable.
Y por último, entender y comprender la decodificación lógica de los conceptos internos que presenta cada maniobra de un kata, para interpretar al oponente, siempre en perfecta sintonía con el oponente, actuando en el ángulo de menor resistencia con resilencia-elástica sin fin, como cuando dos cursos de agua que convergen saben estar en comunión.
Haciendo así las cosas en flujo dinámico por fuera, mientras permanece en el interior un centro de mansa quietud, sin desear ni rechazar nada, para lo que se necesita una actitud zen, una mente meditativa en sosiego que lo refleja todo y no atrapa nada.
Nada de lo dicho es externo ni visible.
Se descubre tirando de la rienda de la mente introspectiva coherente
La diferencia entre mirar y ver, entre conocer un movimiento de karate y descubrir la enseñanza secreta que se revela internamente, es el corazón del asunto. Eso... es OKUDEN.
La finalidad del arte no es gustar a los sentidos; el gusto no es un fin, es un medio. La finalidad del arte es elevar. Eso... es OKUDEN.
La lucidez con que las cosas vagas se descubren e interpretan como el corazón del asunto…es OKUDEN.
Por debajo de lo que se deja ver a simple vista, existe todo un mundo de ADMIRACION que corresponde a la mente y al sentimiento profundo. Eso... es OKUDEN.
Mucha inspiración con lógica.
Mucha visualización y sentimiento.
Mucha presencia de mente y menos del cuerpo.
Por eso se dice que, los sueños son el material del que está hecho un kata.
Todo lo anterior explica mal que bien, lo que es “PENSAMIENTO CORRECTO” imprescindible para la cosmovisión comprensiva fidedigna y evolución profunda en un arte marcial.
Pero aún así, queda un tramo por recorrer. El de la comprobación, pues así como nunca me he sobreestimado; jamás hubiera osado someter las verdades (que son siempre relativas) al universo que crece en el interior de mi cabeza, por muy acertado que este sea. Y por mucho que se ajuste a la realidad práctica.
Pero eso es harina de otro costal.
MENTE EN LAS ESTRELLAS, PIES EN EL SUELO
Los pensamientos incontestables, los de lógica aplastante y sentimiento profundo, son correctos, adecuados y razonables.
Pero después y para que nada falte, son aún más verdaderos cuando además de verosímiles son también verídicos porque han pasado la prueba de las labores de campo.
Sin este último paso seguiría incompleto, o mejor dicho, no se ha dado ni un paso en el sentido del karate.
A lo mejor, sí que se ha dado en lo adecuado de los conceptos, a la lógica; pero no se ha dado ni un solo paso a favor del karate, sobre todo si dichos conceptos técnicos no se fundamentaran en la experimentación correcta, en el TEGUMI. Y después, en consultar la pequeña luz parpadeante de la penumbra original del karate.
O sea que, en concomitancia habría que comprobar en la práctica lo que es lógico y funcional DENTRO DEL ÁMBITO DEL KARATE. No de cualquier ámbito. Porque si bien es cierto que hay que tener la mente abierta, no hay que tenerla tanto como para que todas las ideas de cualquier estilo marcial, entren y se mezclen.
Rastrear los estilos originales, comprobando que es correcto.
Corroborar que la terminología antigua corresponde con los fundamentos que hemos integrado.
En definitiva, guiarse por las enseñanzas secretas del pasado, y para ello habrá que ir a los sistemas okinawenses.
Pero como de esa época casi todo ha sido perdido…no se a otros, pero a mí me ha sido necesario ir todavía un poco más allá de la nebulosa de los sistemas okinawenses.
Exactamente al karate "chino" (si se puede llamar así).
Así es como he llegado a estudiar, hasta donde el limitado tiempo humano me ha permitido, los sistemas chinos, donde los gigantescos maestros del pasado han sugerido en sus mensajes herméticos los conceptos -OKUDEN- que son el alma de lo visible, que dan sentido a la técnica y a los kata, que siempre han estado ahí en aras de atender fielmente el altar de verdades incontrovertibles.
NO HAY REMEDIO
En principio no.
La realidad es la que es. Y lo que queremos, a menudo, es otra cosa.
Y suele pasar mucho tiempo hasta que nos damos cuenta de lo que ES y lo que QUEREMOS.
Siempre quise saber karate. Después me percaté de que debería haber sido más específico.
Deposité toda mi confianza en lo que me vendieron, hasta que me di cuenta de que para nada coincidía con lo que quería. Y entonces aprendí que, confianza en una creencia es lo que se tiene hasta estar mejor informado.
Me enseñaron una tradición, cuando en realidad quería aprender algo inteligente.
Nada tengo en contra de las tradiciones que nos sobrevuelan por doquier. En principio no son malas. Las teorías, como las cosas, no son malas en sí. Lo verdaderamente malo es el mal uso que se haga de ellas. Y lo bueno es extraer la parte buena que puedan tener.
Y toda cosa tiene su lado bueno.
Las tradiciones tienen su lado conveniente.
Pero la cuestión no es: ser “conveniente” o “inconveniente”.
Ser o no ser capaz, llegado el momento, de redimirse de la sujeción a estandares adocenados, es la cuestión.
Ser o no ser prudente en esas prácticas que descargan sobre el furor de su acción dramática, el peso de su insipidez, es la cuestión.
Ser o no ser capaz de desasirse del domeñado, antes de que cristalice por la costumbre, es la cuestión.
Y como de los escarmentados nacen los advertidos, y de los advertidos nacen los prevenidos, me siento obligado a decir que hay que curarse en salud, mirándolas de reojo y entrecerrando un poco los ojos. Porque no siendo malo todo, a veces son como las salchichas, que es mejor no ver como se hicieron. Y… ¡¡¡no se te ocurra preguntar por la eficacia de vivir presos en su práctica!!! Porque alguien será capaz de decírtelo. Y no le preguntes como se consigue, porque te contará todos los detalles.
Por el contrario, me parece que es bueno, LLEGADO EL MOMENTO, pensar, investigar, comprobar...ir más allá.
Apartar filias y fobias, aceptar lo que es útil y despreciar lo que es inútil o dañino.
Pero dicho despreciar, debe ser de modo que despreciar no cause desagrado. Nunca me creí superior al desprecio. Incluso he llegado a comprender hace poco que, el arte del "desprecio noble" está en eso.
Y no digo que no valga para el nivel adocenado, porque no hay cosa que no tenga algo bueno, y entre cien defectos hemos topado con una virtud que se le cayó a la fortuna, el beneficio de ser entendido por quien no sabe, porque se le ha de hablar a cada cual en su idioma, y los sistemas tradicionales que extienden sus tentáculos hasta la competición de kata, son muy loables para quien necesite ese nivel de comprensión. Por eso NUNCA ESAS VERDADES SON TRISTES. No son tristes, pero cuando se está enganchado al redil tradicional, ocurre como con el perro viejo, que es difícil que aprenda trucos nuevos. Y dar explicaciones sería como barrer el desierto con un cepillo de dientes, porque los “maestros” no las necesitan, los enemigos no las creen y los estúpidos no las entienden. Por eso no lo tiene. NO TIENE REMEDIO.
¿O sí?
No se…
Igual tiene algún remedio…
Depende de LOS QUE SABEN. Del mensaje que se deje al mundo, más allá de los baluartes de los costumbrismos disparatados que siempre navegan el mismo mar, el de las "trampas de ilusión". Unos, los menos, arrastrados por la marea del disimulo con los demás y en privado hago lo que debo; y otros por corrientes que nos arrastran entre dogmáticos, profetas y maestros tan encumbrados que casi excretan mármol.
Y en lo que se refiere a la responsabilidad, sea de una vez por todas que, dejemos de mirar para otro lado y no decir siquiera ni esta boca es mía. Porque…
Por muy de bozal que se sea, no es posible no comunicar.
El silencio también habla.
Al silencio no le interesa descubrir el lado malo, porque es alto el riesgo que sacuda el sentido común allí donde campea el engaño.
Por eso el silencio también engaña.
Y juega…vaya que si juega, pero en equipos contrarios.
Y por eso…
NO ME ALARMA TANTO
EL ADOCENAMIENTO DE LOS
PROFANOS,
SINO EL ESPANTOSO
SILENCIO DE LOS
QUE SABEN.
Es cordura de bien no rendirse, aunque largo y escabroso es el camino que va de la oscuridad a la luz, que aún estando muy por encima de mí inteligencia, creo atisbarlo suficientemente bien como para explicarlo con meridiana claridad, e incluso simplificar lo dicho a tenor de cuatro sencillos pasos, más normales que la verde hierba del norte:
CUESTIONAR las tradiciones impuestas.
PENSAR por uno mismo.
EXPERIMENTAR los descubrimientos.
RASTREAR las pruebas allá donde nos lleven.
Y para cerrar el panorama, subrayo lo que me parece más extraordinario:
En base al misterio que aquí desarrollo…llama la atención como "buscadores de la verdad"
llegaron contra todo pronóstico y bajo la sempervirente
oposición silenciosa de una mayoría, a conclusiones similares,
en diferentes partes del globo.
Manteniendo de alguna manera,
viva la humilde llama,
que palpita en el interior de
las enseñanzas
más herméticas del arte.
Lo cual no es motivo
para no seguir sorprendiéndose.
Artículo Original de Félix Bargados