viernes, 17 de febrero de 2017

Karate-Do sin Ego es ahora.


KARATE-DO SIN EGO
ES AHORA

Desde que el mundo es mundo el hombre persigue objetivos. Unos más naturales o profundos y otros más artificiales o superficiales. Pues bien, se sabe que “los objetivos superficiales tienen piel de tambor". Siempre hacen más ruido los que están más huecos.



Esto nos conduce a argumentar que, si la mente está dividida en una conciencia de lo observado cuyo nombre es "NINGUNO" y un observador cuyo nombre es "Mi EGO es el Mejor", el tamborileo será más fuerte y más oscura la noche; y entonces se tendrá gusto fervoroso por las ostentosas pieles de tambor, como por ejemplo el postureo en los katas, en las que se será engatusado, al modo de las cortesanas. No tengo experiencia en ello, pero me cuentan que mientras te engañan te van diciendo “te quiero”. 



En cambio y por lo poco que se…



“si la mente es una, todo el cuerpo es claridad”

                                    



Así dicho puede que suene a cuento chino, peroseguro que se verá todo desde una nueva luz, si se permite la paciencia  de gozar del parsimonioso navegar para llegar al final de esta explicación, y la audacia de penetrar en “su interior”.



Para comenzar con el tema del EGO y su eterna relación con el KARATE-DO, se me ocurre anunciar que, resulta corto de miras tratar de solucionar un problema sin comprenderlo. Sería como querer nublar la luz del sol tapándolo con la mano.




Por otro lado, comprenderlo y encaminarse hacia su solución son una y la misma cosa. Porque en realidad, no se trata de hacer más para que tal comprensión se haga efectiva, sino  que se trata de arrojar más luz.



Bien sentado lo anterior y libre del ánimo de dar lecciones a nadie que no sea a mi mismo, porque además se que todo lo que sabemos lo sabemos entre todos, llegaremos al punto de encuentro en que descubrir la tranquilidad del espíritu y liberarse de la tiranía de un EGO impostor, son una y la misma cosa.






El problema de partida es que, todo contorsionismo intelectual del EGO es posverdad continua de estar seguro de que se aprende algo que nos hace ver las cosas desde la óptica de estar separado del resto. Y a fortiori, para tales cosas se debe abrir un abismo con la realidad y fortalecerse en un mundo aparte propio, que aprehende teorías fuera de la realidad práctica y natural, y se impone por la fuerza en condiciones de estrechez. 



Da la sensación de que ciertas incapacitaciones sutiles como la “competicionitis”, la “cinturonitis” y la “katitis” son infecciones de alguna parte del cerebro, por ganar, por más cinturón y más pseudo-sabiduría de katas, que nos conducen al éxito fracasado de pasar por la vida, con las narices pegadas a la seguridad de los mapas, sin ver ningún territorio, y donde la vara de medir nuestra evolución son los demás, el color de un cinturón o coleccionar más katas y ser lo más elegantemente-rudo y ostentosamente-ruidoso con ellas.

Así es como el hombre corre el riesgo de transformarse en un molusco pegado a una fuerte concha tradicional que compara la dureza de las conchas para mirarse a su espejo espejito mágico y saberse el campeón de los EGOS, con la seguridad que aporta tal logro de la "humanidad".


Y, es precisamente la seguridad en ese EGO la que nos impide tener la actitud correcta para abandonarnos aligerados, por ejemplo, al flujo del TEGUMI en alas de la “suaviter in modo”. Y entonces, la excesiva presencia de uno mismo durante la práctica, deja rastros de tensiones y de activación en el seguimiento y neutralización del otro, que puede a su vez seguirnos a nosotros y devolvernos la fuerza. Entonces se torna inefectivo por estar preocupado de uno mismo, de defenderse y de atacar. Mientras que si la conciencia se expande al otro, a la alerta continua de sus intenciones y a fluir con ellas, la eficacia se multipicará y seremos invisibles a su percepción táctil. 
Este es el pequeño mensaje técnico que pretendía dejar claro, que junto a los que siguen, aportarán una idea de lo que es el karate-DO que quiero señalar.
Es la actitud de una cierta invisibilidad a la percepción de uno mismo, lo que nos favorece en cualquier arte gentil que se precie.


Ese es el KARATE discreto que yo entiendo, o mejor dicho, el DO del KARATE, que presupone ciertas ideas sublimes de sabiduría china y de no resistencia, tan sabias y hermosas como las siguientes: 

Llenar la taza siempre es mejor un poco por debajo del borde.

Al no estar en competencia nada puede competir.

Y al no exhibir parece ser más brillante.

Estar abajo es ser pleno.

Doblarse es permanecer intacto.

Inclinarse es permanecer recto.



A ver... que por muy inocentes que seamos en cuanto a la mecánica del movimiento, todo el mundo sabe que si caemos con las piernas rígidas desde cierta altura no las romperemos. Y que un coche sin amortiguadores nos dejará el trasero más cerca de la cabeza y pronto quedará inservible en la calle, el coche y el trasero. Pero hay tradiciones que insisten en cornear al oponente a fuerza y en resistirle a brutalidad. Y como lo que se insiste y resiste, persiste, eso es bueno para echar más cemento y encofrar el persistente EGO, lo cual implica que es malo para un hombre liberado.

                                            
                                                

Pues bien, querer encaminarse hacia el DO, presupone minimizar el ingrato EGO en aras de la mansedumbe interior. Y querer obtenerlo a través de un EGO que siempre se debate en las inminentes competencias, es como perseguir a un ladrón tocando el tambor. Querer calmarlo, es como querer calmar el agua embravecida pasándole la mano por la superficie. Y querer usar el EGO para imponerse al EGO mismo es tan absurdo como usarlo para querer imponerse al oponente cueste lo que cueste. Eso es grosero, pero lo cierto es que, insultar al EGO, no servirá para librarnos de él. En parte porque el EGO endurecido de hoz y coz no existe como tal. Es una construcción artificial para sentirnos seguros. 
SEGUROS de lo que somos, SEGUROS de lo que valimos, SEGUROS de nuestra superioridad...



Pero hasta el más entrenado en ingenuidad sabe que en la vida no existe tal seguridad.



¿Qué existe entonces? 


A mi me parece que existe LA CONSCIENCIA. 

Sólo existe la consciencia de lo que está presente. Y está presente lo que me rodea ahora mismo.

Incluso los pensamientos del pasado, son sólo el cadáver del pasado en el presente, no el pasado.

Sólo la CONSCIENCIA en el PRESENTE.

Cuando realizo un kata, tengo una consciencia haciendo un kata, pero para pensar en mi mismo realizando un kata, debo interrumpir el kata por un breve instante y entonces seré consciente de “yo mismo realizando un kata”. Pero puedo ir más allá y ser consciente de mi mismo en una tercera fase, consciente del pensamiento “yo mismo realizando un kata”.

Conclusión: me parece que no podemos dejar de ser conscientes de algo sin fugarnos a otro tipo de consciencia. Jamás podemos ser conscientes sin ser conscientes de algo. Y por tanto, nunca podemos separar la persona consciente de lo que es consciente. 
Del mismo modo que no podemos separar la vista de los ojos, ni el oír de los oídos, ni el pensar del cerebro. Creo que NO EXISTE UN ALGUIEN QUE SEA CONSCIENTE DE ALGO, del mismo modo que no existe un ser sobrenatural que nos mira desde el cielo.
Por lo que yo se, sólo existe pura consciencia.



Por tanto, es correcto pensar que no se puede extraer un EGO del mundo como se saca una patata de la tierra, porque sencillamente no existe.


En mi humilde opinión, si estoy cansado, quiere decir que hay consciencia de cansancio, no que exista un EGO separado del cansancio y lo sienta.



Si estoy feliz, quiere decir que hay consciencia de feliz, no que exista un EGO separado de la felicidad y lo sienta.



Por tanto, la consciencia y el objeto de la consciencia son uno y lo mismo.

La protección, el conocimiento, la competencia, la superioridad, la falsa humildad, y la no tan falsa…también son problemas que refuerzan el proverbial EGO. 

Pero sólo son problemas si no lo comprendemos. 

Si comprendemos que la conciencia es una y la mente no está dividida en observador y consciencia de lo observado, esa será ahora mismo una ceremonia de purificación que nos transportará inmediatamente a un mundo distinto tan verosímil como verídico, donde:

El lenguaje es como el dedo que señala la luna, no la luna.

Donde los límites no son separaciones de las cosas sino las uniones de ellas.

Donde la conciencia propia y la sensación de oponente son una y la misma cosa…

Y, donde la mente pura lo refleja todo y no atrapa nada.

Todo ello bajo la extraña conclusión tan precisa como preciosa, 
que sugiere la sabiduría del DO del KARATE. 

Y este es el mensaje filosófico que quiero dejar:

Que "si la mente es una, la persona es sin EGO".

Artículo original de 
Félix Bargados.

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