viernes, 23 de diciembre de 2016
martes, 20 de diciembre de 2016
Aclaremos una cosa...
A VER...ACLAREMOS UNA
COSA…
"Cuando se está metido en una adversidad, ya es demasiado tarde para ser cauto".
Acabo de leer un comentario, recibido de un auténtico y archi-conocido maestro de origen japonés, 9º dan de karate, que ha sido motivado por mi último artículo.
El comentario dice así:
Okuden-Shishoukara OKUGI wo TSUTAE SAZUKE rarerukoto (Recurrir al ultimo medio) HIDEN-HIMITSU nishite Tayasuku HITO ni OSHIENAI koto (Secreto).SI QUIERES PUBLICAR ALGO, INFORMATE ANTES, Y ESTUDIA UN POCO MAS DE JAPONES.
Okuden-Shishoukara OKUGI wo TSUTAE SAZUKE rarerukoto (Recurrir al ultimo medio) HIDEN-HIMITSU nishite Tayasuku HITO ni OSHIENAI koto (Secreto).SI QUIERES PUBLICAR ALGO, INFORMATE ANTES, Y ESTUDIA UN POCO MAS DE JAPONES.
Con semejante panorama, el maestro sugiere que el término -OKUDEN- ha sido mal usado por mí, porque debería decirse -HIDEN-.
Tan seguro como que la noche sigue al día, que tengo menos conocimientos del idioma japonés que él. Vamos…supongo que habrá una diferencia como del cero al cien o al mil, da lo mismo.
Pero el caso es que aún así, los argumentos que, a mi entender, naufragan por los cuatro costados hay que aclararlos:
Cuando en artes marciales, lo esencial es invisible a los ojos, se suele calificar de SECRETO.
En mi modesta opinión, el término -OKUDEN- se utiliza en el sentido de revelar los misterios, de iniciar a una persona en los secretos y es por tanto la transmisión de las técnicas secretas del arte.
En mi modesta opinión, el término -OKUDEN- se utiliza en el sentido de revelar los misterios, de iniciar a una persona en los secretos y es por tanto la transmisión de las técnicas secretas del arte.
-HIDEN- es el término que se usa cuando la intención es ocultar. Es frecuente en estilos chinos y japoneses engatusar con otras significados, otras interpretaciones menos valiosas, mientras se mantienen en secreto esas técnicas, esos conceptos y no enseñarlos. O en su defecto, enseñarlas a quien sea merecedor de ello. Entonces esa ocultación es merecedora del término -hiden-.
Mientras que la palabra más normal o coloquial si cabe, para decir -secreto- es -HIMITSU-.
Los ideogramas expresan el significado correcto.
Okuden:奥伝
Hiden: 秘伝
Himitsu:秘密
Okuden:奥伝
Hiden: 秘伝
Himitsu:秘密
Comoquiera que en Occidente es más de uso común el término OKUDEN, quizá porque lo que intentamos es desvelar los secretos, más que ocultarlos.
Cualquiera que haya leido minimamente, algo sobre karate y artes marciales, sabrá que ha sido utilizado asiduamente por investigadores de la talla de Henry Plée, Roland Haberstzer, Helmut Kogel, creadores de diccionarios de artes marciales como M. y J.B. Ory, y todo un etcétera de personalidades que no voy a enumerar.
Sería por tanto irreverente por mi parte usar otro término. Habida cuenta de que, el más usado y por otro lado, el que me parece más correcto, dado mi interés por desvelar y no ocultar, es sin duda ninguna OKUDEN
Cualquiera que haya leido minimamente, algo sobre karate y artes marciales, sabrá que ha sido utilizado asiduamente por investigadores de la talla de Henry Plée, Roland Haberstzer, Helmut Kogel, creadores de diccionarios de artes marciales como M. y J.B. Ory, y todo un etcétera de personalidades que no voy a enumerar.
Sería por tanto irreverente por mi parte usar otro término. Habida cuenta de que, el más usado y por otro lado, el que me parece más correcto, dado mi interés por desvelar y no ocultar, es sin duda ninguna OKUDEN
Es mi opinión bien documentada.
No es mi interés contradecir, sino aclarar con respeto.
Una de las verdaderas riquezas del mundo es el respeto. Y es para mí todo un honor que un maestro de esa categoría se fije en mí que no soy para nada persona relevante.
No es mi interés contradecir, sino aclarar con respeto.
Una de las verdaderas riquezas del mundo es el respeto. Y es para mí todo un honor que un maestro de esa categoría se fije en mí que no soy para nada persona relevante.
Félix Bargados
sábado, 17 de diciembre de 2016
Miserias y venturas del Karate.
Me parece que, la mayor miseria del ser humano es ser en general infelices. Y creo que lo somos porque porque hacemos depender nuestra felicidad de cosas que no están bajo nuestro control.
Sirva de ejemplo:
Sirva de ejemplo:
Cosas que dependen de otros, como el prestigio.
Cosas que pertenecen a varios a la vez, como por ejemplo el aspecto crematístico.
Cosas en las que para tener éxito, los demás deben fracasar, como la competición deportiva.
Pero hemos de reconocer que en esos tronos, o incluso en el trono más alto del mundo, seguimos sentados sobre nuestro culo. Y a parte, como los hombres nunca estamos seguros de conservar esos tronos, pero sí estamos casi seguros de perderlos algún día…nace la infelicidad.
Para salvarnos de esas miserias, hemos tenido que partir de la alternativa de otros mundos sustitutorios terriblemente inquietantes. Y tiene su gracia, porque así es como hemos tenido que disfrazar nuestro vacío existencial. Poniendo la esperanza en otras cuestiones...
como ideologías,
políticas, etc.
Y en el caso que nos compete, TRADICIONES.
Y, como todas las mentes del mundo son impotentes ante cualquier extravagancia que se ponga de moda (debido al Síndrome de Estocolmo y el culto al terreno seguro) se instauró el “KARATE TRADICIONAL”, bajo la costumbre en boga de la “dictadura de la imagen”.
como ideologías,
políticas, etc.
Y en el caso que nos compete, TRADICIONES.
Y, como todas las mentes del mundo son impotentes ante cualquier extravagancia que se ponga de moda (debido al Síndrome de Estocolmo y el culto al terreno seguro) se instauró el “KARATE TRADICIONAL”, bajo la costumbre en boga de la “dictadura de la imagen”.
Una vez sentado lo anterior, y partiendo de que cada uno escucha lo que entiende y dice lo que se atreve, quizá hemos de aclarar a los poco informados, que KARATE TRADICIONAL no es el karate del amanecer de los tiempos, sino el karate de nuestro tiempo. Re-inventado más que restaurado, a mitad de S.XX por jóvenes universitarios japoneses, a base de derramar viejos vinos y proveerse de odres llenos de otra cosa, que a mí ni me gusta ni me conviene, pero para gustos hay respetos.
Pues bien, la incoherencia que subyace en estos mundos artificiosos, lamentablemente ha alejado al principiante del karate primigenio, que se ha ido diluyendo con el paso de los años. Lo suyo ahora es reconocer que, al final uno se puede encontrar sin saber donde va. Y a fortiori, el que no sabe donde va puede acabar en cualquier otro sitio.
Pero hay una tragedia más común que acabar en otro sitio, ¿hay una tragedia más común que el secuestro del sentido común?
Para entenderlo mejor, hemos de reconocer primero, si obviando los instintos básicos, las cinco cosas que mueven al hombre en sociedad, son las que yo pienso:
INTERÉS, MIEDO, FE, AMOR Y SABIDURÍA.
INTERÉS, MIEDO, FE, AMOR Y SABIDURÍA.
Si esto es así, hasta ahora sólo me he referido a lo que nos mueve por INTERÉS, MIEDO FE; pero, sin lugar a ninguna duda, la salvación existencial del hombre tiene que ver con la función principal del cuerpo humano, que es la de llevar a todas partes el cerebro. Un cerebro movido hacia el AMOR a la SABIDURÍA.
AMOR a la SABIDURIA de un karate lógico y racional.
Pero, cuando las personas somos libres, a menudo y como mucho, lo que hacemos es imitar a otros. Y eso ha generado un mundo marcial donde, si bien la inteligencia se puede tener, y claro que se tiene, la inteligencia también se puede simular con costumbres tradicionales. Y en estas, el motor es la erudición, suele ser una pseudo-sabiduría con dos funciones:
Primero, la desconcertante repetición de técnicas maquinales en katas robóticas, que para mí son más raras que un perro verde.
Bien es cierto que estas son la cuna del karate, pero no es menos cierto que no se puede vivir siempre en la cuna. Hay que crecer hacia los orígenes, que no son precisamente la mal denominada tradición.
Bien es cierto que estas son la cuna del karate, pero no es menos cierto que no se puede vivir siempre en la cuna. Hay que crecer hacia los orígenes, que no son precisamente la mal denominada tradición.
Segundo, aprender los encofrados fundamentos de la era japonesa que escayolan mentes, es lo fácil. Pero estos, pronto enseñan sus feas pezuñas.
Lo laborioso pero enriquecedor, es aprender algo mejor sobre los antiguos conceptos chinos y okinawenses originales del karate auténtico y sus secretos -okuden-.
Lo laborioso pero enriquecedor, es aprender algo mejor sobre los antiguos conceptos chinos y okinawenses originales del karate auténtico y sus secretos -okuden-.
Pues bien estos se descubren a base de un METODO que explicaré, en breve, por si le vale a alguien.
En el próximo artículo.
Una luz natural tan corriente como la luz del Sol y que parece ser obviada, pero a mí me ha valido. A mi me ha ofrecido amplios horizontes despejados y un nuevo placer en cada fresco amanecer.
En el próximo artículo.
Una luz natural tan corriente como la luz del Sol y que parece ser obviada, pero a mí me ha valido. A mi me ha ofrecido amplios horizontes despejados y un nuevo placer en cada fresco amanecer.
Y este método, aunque humilde y sencillo,
me parece en verdad el OKUDEN de los OKUDEN.
me parece en verdad el OKUDEN de los OKUDEN.
Entonces quizá las nubes se diluyan,
y por detrás,
aparezca el sol de algún conocimiento que valga la pena también a otros.
Porque el Sol está siempre ahí,
aunque permanezca
nublado.
y por detrás,
aparezca el sol de algún conocimiento que valga la pena también a otros.
Porque el Sol está siempre ahí,
aunque permanezca
nublado.
Artículo Original de
FELIX BARGADOS.
domingo, 11 de diciembre de 2016
En Karate lo más raro, es lo más normal.
EN KARATE
LO MAS RARO
ES LO MAS NORMAL
ES LO MAS NORMAL
Resulta tan subterráneo como evidente que hoy en día, el verdadero estudiante de karate sea como los ratones coloraos.
Todo el mundo sabe que existen, pero nadie los encuentra por ningún lado.
Todo el mundo sabe que existen, pero nadie los encuentra por ningún lado.
Y esto es tan gracioso como paradójico porque, lo RARO resulta ser lo NORMAL, y la aparente contradicción es que, lo NORMAL pasa a ser RARO.
Vivimos bajo la tiranía de un calamitoso error, que consiste en entender:
NORMAL por HABITUAL.
Pero la inequívoca verdad es que NORMAL se refiere al marco de actuación que está dentro de la norma del sentido común.
Una normalidad.
¿Qué puede haber más normal que se entienda por técnica conseguir la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo?
¿O que las técnicas de un kata tengan correspondencia con los movimientos de combate, como hacen los boxeadores con el trabajo de sombra?
Pero lo NORMAL cae en el pozo de las costumbres calcinadas, y la triste realidad es que lo HABITUAL es abismarse en una cierta querencia por lo A-NORMAL. Y por poner algunos ejemplos reales, pondré sobre el tapete los siguientes:
Enfrentarse al oponente chocando con él.
Posturas geométricas idealizadas sin ninguna correlación con la realidad funcional y práctica.
Usar el máximo dispendio energético para realizar el más bello esfuerzo en vez del más práctico.
Explicaciones de los katas, con ataques puestos en fase estática y negligente por actitud expuesta, con el puño en la cadera y en ángulos donde se puede ser atacado.
Salvando más negruras, que no son menos ridículas que decir que la luna está hecha de queso amarillo;
al hablar de imposturas tan peregrinas, no puedo evitar mirar de reojo a lo NORMAL, que sería usar un bello arte marcial como lo es el karate, exactamente para lo contrario:
al hablar de imposturas tan peregrinas, no puedo evitar mirar de reojo a lo NORMAL, que sería usar un bello arte marcial como lo es el karate, exactamente para lo contrario:
Fluir con el oponente.
Cuerpo relajado y fluyente.
Mínimo esfuerzo para el mayor beneficio.
Usar las katas al modo práctico, etc…
Resulta lícito que, para un principiante, dadas sus condiciones de estrechez, darle bolilla en tales aberraciones a modo de un azucarillo, antesala de un cambio posterior más sustancial. Y el motivo es tan simple como infantil, el –facilismo-. Aprender con más facilidad lo que tiene una correspondencia con su mundo marcial de valores de traca, regido por un ego que aprecia cosas como el esfuerzo máximo, el sonido más fuerte, la posición más bella…Pero el panorama más sombrío queda por venir, porque el –facilismo- está casado con el –costumbrismo-. Y, el paso del tiempo no suele privar de que se ancle recalcitrante.
Así están las cosas y así se las cuento:
Lo normal es lo raro.
Lo a-normal es lo más habitual.
Y…en el mundo del karate tradicional,
martes, 6 de diciembre de 2016
EL EJE CENTRAL NOS HACE LIBRES -presentación del vídeo-
EL EJE CENTRAL NOS HACE LIBRES -presentación del vídeo-
Libres...
El hombre ya nació libre.
Desbloqueado.
Pero con el tiempo aprendió a encadenarse.
Aprendió a bloquearse por todas partes. Y para más inri, se buscó la manera de
practicar con método sistemático, como encofrarse aún más; con espurias
costumbres tradicionales labradas a conciencia, como atirantar la espalda, y
con actitudes grotescas de presentar el pecho y forzar los lumbares a fin de
estar más rectos y estancados –ITSUKU-.
Puro veneno.
Tiene su gracia porque…nada está mal si lo deciden cien o mil maestros.
El próximo tesoro
perdido del karate que explicaré, es el solar sobre el cual se construye todo
un karate que merezca la pena. En todo caso, abrazar el espíritu del concepto
que voy a mostrar, seguro que supondrá un bello amanecer plagado de muchas
experiencias…para quien lo entienda.
Me refiero al milenario SEICHUSEN (正中線) SEI: correcta, CHU: central, SEN: línea.
Nada que ver con
poner plomada, regla y cartabón en la espalda.
Estar recto como un poste es tan fácil como falso. Pero no natural. Fácil y
natural a veces juegan en equipos contrarios.
Eje central no significa estar vertical, también uno puede ser animal y persona
libre y doblarse por la cintura o cadera y seguir haciendo bien las cosas. Por
tanto, se trata más bien de disponer de un hilo virtual en el interior que nos
impulsa hacia abajo, y a la vez, nos hace flotar ligeros hacia arriba en medio
de un centro de equilibrio –DAN-TIEN-, permitiendo aflorar con libertad los
juegos de “KI” desde el interior.
Por tanto, Seichusen supone dos principios opuestos –YIN-YANG- que serán
soporte funcional de toda técnica que se precie:
Primero,
HANGINGU-SEICHUSEN, -colgado de un hilo-. Como un péndulo, con la sensación de
un chorro fresco que cuelga y fluye libre como un salto de agua hacia la
tierra.
Segundo,
FUROTO-SEICHUSEN -suspendido de un hilo-. Ligero y vaporoso como un globo que flota
con libertad hacia el cielo.
Ambos conceptos actuando simultaneamente, liberan el cuerpo de la tiranía muscular que estanca el cuerpo, y permiten
generar GAMAKU, -caída interna gravitatoria por el efecto péndulo colgado de un
hilo-, que posibilita a su vez generar ondas ascendentes. Y favorecen además,
transustanciar el cuerpo a CHINKUCHI, -resorte neumático que proviene de un
equilibrio central-. Este es un poderoso tenso-elástico muy consistente,
similar al factor deflexión que también ostenta el bambú, que puede doblarse y
volver con sorprendente energía potencial. Así es como se generan ondas de
choque FAJING, muy refinadas. Que ahora... haciéndome eco del retrovisor de la historia, puedo decir que, ha resultado degradado por el infantil rudimento del KIME que camina por los
tatamis de hoy en día.
Como complemento
de ambos conceptos anteriores, resulta obligado mencionar el principio de la
balanza –MYOUTOTE-. Que permite a través del eje flotante en plena libertad, desenfocar por un
lado y emitir por el opuesto en perfecta armonía –KIAWASE-, ante cualquier roce
del oponente, usando al cuerpo como un gozne hipersensible.
Y por último, el
FUDOSHIN –espíritu imperturbable-. El eje central, supone un abismo tranquilo
de quietud chicha, en alerta silenciosa -ZANSHIN- aún cuando por fuera nos
envuelva el mundanal ruido. Cualidad que reside en mantener la
imperturbabilidad serena del alma Y, alcanzando las cotas más sublimes del
arte, llega hasta tal punto que, movimiento y quietud son ramo de una misma y
sola cosa. En ese punto nos invade la sensación de un misterioso vacío más
hermoso que nunca se haya sentido: El vacío de no necesitarse sujeción de
ningún tipo.
Libre.
Una preciosa cosa que se puede llevar con uno mismo a todas partes, dondequiera que vaya.
Libre.
Una preciosa cosa que se puede llevar con uno mismo a todas partes, dondequiera que vaya.
Más allá de lo
anterior, y como una imagen vale más que mil palabras, y además vivimos en la
época donde los ojos son más testigos que las orejas, prefiero mostrarlo en un
vídeo.
Tan subterráneo
como evidente es que, mucha información es desinformación. Y por tanto, vivimos
la era del curioseo, de la información trivial. Donde ya no se ve, ni se lee
para extraer KENGAKU -estudio profundo que desvela la cara oculta de cada
cosa-. Es entonces cuando leer un escrito de más de cuatro líneas, resulta una
labor titánica, y por añadidura, un vídeo de más de veinte segundos atorra al
mas pintado.
Mis escritos están
fuera de la época. Y las ideas vertidas en ellos más aún, porque se alejan de
valores externos, de la cancamusa de tradiciones sinsentido y de creencias
propias de la moral de rebaño donde chismes y sospechas se confunden.
Paralelamente
baste advertir que, las ideas no son como las manzanas. Si yo intercambio una
manzana con otra persona, ambos seguiremos teniendo una manzana. En cambio, si
intercambiamos una idea, al final, ambos tendremos dos ideas.
Por eso soy partidario de no ocultar las ideas.
Que fluyan las ideas y los secretos que se encierran en ellas.
Las ideas deben fluir entre las cabezas, y a ser posible, por dentro de ellas.
No obstante, las cabezas suelen atrincherarse en mundos de yuppie, regidos por
credos, tabúes, estandarizaciones y estupidizaciones; donde las ideas pasan de
largo sin pena ni gloria.
Y eso no es bueno que yo lo haya sabido, porque así es como NO me esforcé ni un
ápice en que mis escritos fueran cortos, para que así los lea sólo el verdadero
especialista muy interesado en el tema. El vídeo también será un poco más largo
de lo que pueda aguantar un curioso, para que el secreto se mantenga entre los
verdaderos artistas marciales y así los demás se abstengan de banalizar.
Pero…
Si alguien consigue pasar la prueba de fuego, y visionar el vídeo que supera la
paciencia de la gente de a pie, la información seguirá estando fuera del
alcance del vulgarismo, porque si uno sabe lo que hay que hacer y no lo hace,
está peor que antes. Dicho de otro modo, después deberá probarse.
PRACTICAR.
Y…eso ya es otra cuestión. Si leer largo y tendido cuesta, y profundizar en un
vídeo largo cuesta, no digamos practicarlo.
Pero no hay otro modo, porque la carta del menú no es la comida.
La palabra agua no moja.
Un vídeo que versa sobre el agua tampoco.
Una persona podrá estudiar el plano de un monte, pero será un conocimiento
semántico que no pasa de las cejas para abajo.
Por el contrario, no hay nada como un paseo por el monte para sentir su
ambiente, su olor, sus sonidos...
Nada puede sustituir al conocimiento episódico. El cual es la verdadera
experiencia que se cuela hacia abajo y se somatiza en el cuerpo.
Para cerrar el
panorama, y como hablar no cuece el arroz, me pongo en acción desinteresada, y
en breve se abrirá el telón que anuncia la llegada de algo grande que quizá
pueda servirle:
El vídeo prometido.
Félix Bargados
EL OLIMPISMO CIERTO FRENTE A LA DUDOSA TRADICION
EL OLIMPISMO CIERTO FRENTE A LA DUDOSA TRADICION
Desde hace muchos años, grandes organizaciones con altura de miras, intentan
conseguir el dulce sueño de un karate olímpico. Objetivo no sólo lícito sino
lógico por el beneficio publicitario y económico que entre otras cosas supone.
Los detractores del olimpismo, siempre se han escudado en el temor a la
desvirtuación de la supuesta “tradición”, que ha llevado a muchos de la ilusión
al escepticismo, y por último a la accedia.
Tiene su gracia, teniendo en cuenta que el karate
que camina por las calles de hoy en día, es una especie de chucho con pedigrí
de dudoso origen y de rastro nebuloso, cabe preguntarse:
¿Qué es la tradición? ¿Qué es el karate
tradicional? ¿desde cuando el karate se considera tradicional y a partir de que
momento hacia atrás no?
El más común uso del término tradicional se refiere
al manufacturado karate de posguerra fraguado en Japón con un engatusamiento de
tintes estéticos y atléticos en lo referente a los kata, y con el reinvento de
un kumite que prenuncia un tipo de combate con parámetros claramente deportivos
y competitivos.
Quizá otros defiendan como tradicional el karate de
principios del S. XX, con el fundador a la cabeza y seguido de cerca por su hijo
y demás adláteres okinawenses, tratando de niponizar el karate.
¿Y porque no el karate con solera, de caracter
"interno", muy anterior y que se fue desarrollando desde el S.XII,
fundamentado en principios menos físicos, menos ornamentales, y una forma de
combate “próximo” que da sentido a la existencia de los kata?
Quizá en el futuro, el karate olímpico, no menos
deportivo que el que han sugerido los universitarios japoneses de la presunta
“tradicional” época de posguerra, pueda denominarse tradicional, obviando al
karate de épocas anteriores.
Y como que no existe tradición en el mundo que no
haya supuesto la escisión con una tradición anterior, afirmo que, en un mundo
donde la Verdad
es tan difícil de alcanzar, el paraíso se suele encontrar en las medias verdades.
Dicho lo cual, no es menos cierto que, desde que el
mundo es mundo, el hombre imagina cosas y después se hacen realidad.
Pues bien, ha llegado el momento de hacer una
realidad OLIMPICA, sin por ello ser excluyente de ideas anteriores. Donde cada
quien puede quedarse en el punto de evolución que desee, o puede rezar de una
etapa anterior del karate, sin dejar de seguir en paralelo la actual.
Puesto todo esto sobre el tapete, sería corto de
miras denominar “tradición” a lo que es simplemente una costumbre, y no menos
cabestro escudarse en ella. Porque no hay nada más irracional que interpretar
un papel tradicional para disfrazar una triste alienación.
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