Me parece que, la mayor miseria del ser humano es ser en general infelices. Y creo que lo somos porque porque hacemos depender nuestra felicidad de cosas que no están bajo nuestro control.
Sirva de ejemplo:
Sirva de ejemplo:
Cosas que dependen de otros, como el prestigio.
Cosas que pertenecen a varios a la vez, como por ejemplo el aspecto crematístico.
Cosas en las que para tener éxito, los demás deben fracasar, como la competición deportiva.
Pero hemos de reconocer que en esos tronos, o incluso en el trono más alto del mundo, seguimos sentados sobre nuestro culo. Y a parte, como los hombres nunca estamos seguros de conservar esos tronos, pero sí estamos casi seguros de perderlos algún día…nace la infelicidad.
Para salvarnos de esas miserias, hemos tenido que partir de la alternativa de otros mundos sustitutorios terriblemente inquietantes. Y tiene su gracia, porque así es como hemos tenido que disfrazar nuestro vacío existencial. Poniendo la esperanza en otras cuestiones...
como ideologías,
políticas, etc.
Y en el caso que nos compete, TRADICIONES.
Y, como todas las mentes del mundo son impotentes ante cualquier extravagancia que se ponga de moda (debido al Síndrome de Estocolmo y el culto al terreno seguro) se instauró el “KARATE TRADICIONAL”, bajo la costumbre en boga de la “dictadura de la imagen”.
como ideologías,
políticas, etc.
Y en el caso que nos compete, TRADICIONES.
Y, como todas las mentes del mundo son impotentes ante cualquier extravagancia que se ponga de moda (debido al Síndrome de Estocolmo y el culto al terreno seguro) se instauró el “KARATE TRADICIONAL”, bajo la costumbre en boga de la “dictadura de la imagen”.
Una vez sentado lo anterior, y partiendo de que cada uno escucha lo que entiende y dice lo que se atreve, quizá hemos de aclarar a los poco informados, que KARATE TRADICIONAL no es el karate del amanecer de los tiempos, sino el karate de nuestro tiempo. Re-inventado más que restaurado, a mitad de S.XX por jóvenes universitarios japoneses, a base de derramar viejos vinos y proveerse de odres llenos de otra cosa, que a mí ni me gusta ni me conviene, pero para gustos hay respetos.
Pues bien, la incoherencia que subyace en estos mundos artificiosos, lamentablemente ha alejado al principiante del karate primigenio, que se ha ido diluyendo con el paso de los años. Lo suyo ahora es reconocer que, al final uno se puede encontrar sin saber donde va. Y a fortiori, el que no sabe donde va puede acabar en cualquier otro sitio.
Pero hay una tragedia más común que acabar en otro sitio, ¿hay una tragedia más común que el secuestro del sentido común?
Para entenderlo mejor, hemos de reconocer primero, si obviando los instintos básicos, las cinco cosas que mueven al hombre en sociedad, son las que yo pienso:
INTERÉS, MIEDO, FE, AMOR Y SABIDURÍA.
INTERÉS, MIEDO, FE, AMOR Y SABIDURÍA.
Si esto es así, hasta ahora sólo me he referido a lo que nos mueve por INTERÉS, MIEDO FE; pero, sin lugar a ninguna duda, la salvación existencial del hombre tiene que ver con la función principal del cuerpo humano, que es la de llevar a todas partes el cerebro. Un cerebro movido hacia el AMOR a la SABIDURÍA.
AMOR a la SABIDURIA de un karate lógico y racional.
Pero, cuando las personas somos libres, a menudo y como mucho, lo que hacemos es imitar a otros. Y eso ha generado un mundo marcial donde, si bien la inteligencia se puede tener, y claro que se tiene, la inteligencia también se puede simular con costumbres tradicionales. Y en estas, el motor es la erudición, suele ser una pseudo-sabiduría con dos funciones:
Primero, la desconcertante repetición de técnicas maquinales en katas robóticas, que para mí son más raras que un perro verde.
Bien es cierto que estas son la cuna del karate, pero no es menos cierto que no se puede vivir siempre en la cuna. Hay que crecer hacia los orígenes, que no son precisamente la mal denominada tradición.
Bien es cierto que estas son la cuna del karate, pero no es menos cierto que no se puede vivir siempre en la cuna. Hay que crecer hacia los orígenes, que no son precisamente la mal denominada tradición.
Segundo, aprender los encofrados fundamentos de la era japonesa que escayolan mentes, es lo fácil. Pero estos, pronto enseñan sus feas pezuñas.
Lo laborioso pero enriquecedor, es aprender algo mejor sobre los antiguos conceptos chinos y okinawenses originales del karate auténtico y sus secretos -okuden-.
Lo laborioso pero enriquecedor, es aprender algo mejor sobre los antiguos conceptos chinos y okinawenses originales del karate auténtico y sus secretos -okuden-.
Pues bien estos se descubren a base de un METODO que explicaré, en breve, por si le vale a alguien.
En el próximo artículo.
Una luz natural tan corriente como la luz del Sol y que parece ser obviada, pero a mí me ha valido. A mi me ha ofrecido amplios horizontes despejados y un nuevo placer en cada fresco amanecer.
En el próximo artículo.
Una luz natural tan corriente como la luz del Sol y que parece ser obviada, pero a mí me ha valido. A mi me ha ofrecido amplios horizontes despejados y un nuevo placer en cada fresco amanecer.
Y este método, aunque humilde y sencillo,
me parece en verdad el OKUDEN de los OKUDEN.
me parece en verdad el OKUDEN de los OKUDEN.
Entonces quizá las nubes se diluyan,
y por detrás,
aparezca el sol de algún conocimiento que valga la pena también a otros.
Porque el Sol está siempre ahí,
aunque permanezca
nublado.
y por detrás,
aparezca el sol de algún conocimiento que valga la pena también a otros.
Porque el Sol está siempre ahí,
aunque permanezca
nublado.
Artículo Original de
FELIX BARGADOS.
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