EN KARATE
LO MAS RARO
ES LO MAS NORMAL
ES LO MAS NORMAL
Resulta tan subterráneo como evidente que hoy en día, el verdadero estudiante de karate sea como los ratones coloraos.
Todo el mundo sabe que existen, pero nadie los encuentra por ningún lado.
Todo el mundo sabe que existen, pero nadie los encuentra por ningún lado.
Y esto es tan gracioso como paradójico porque, lo RARO resulta ser lo NORMAL, y la aparente contradicción es que, lo NORMAL pasa a ser RARO.
Vivimos bajo la tiranía de un calamitoso error, que consiste en entender:
NORMAL por HABITUAL.
Pero la inequívoca verdad es que NORMAL se refiere al marco de actuación que está dentro de la norma del sentido común.
Una normalidad.
¿Qué puede haber más normal que se entienda por técnica conseguir la máxima eficacia con el mínimo esfuerzo?
¿O que las técnicas de un kata tengan correspondencia con los movimientos de combate, como hacen los boxeadores con el trabajo de sombra?
Pero lo NORMAL cae en el pozo de las costumbres calcinadas, y la triste realidad es que lo HABITUAL es abismarse en una cierta querencia por lo A-NORMAL. Y por poner algunos ejemplos reales, pondré sobre el tapete los siguientes:
Enfrentarse al oponente chocando con él.
Posturas geométricas idealizadas sin ninguna correlación con la realidad funcional y práctica.
Usar el máximo dispendio energético para realizar el más bello esfuerzo en vez del más práctico.
Explicaciones de los katas, con ataques puestos en fase estática y negligente por actitud expuesta, con el puño en la cadera y en ángulos donde se puede ser atacado.
Salvando más negruras, que no son menos ridículas que decir que la luna está hecha de queso amarillo;
al hablar de imposturas tan peregrinas, no puedo evitar mirar de reojo a lo NORMAL, que sería usar un bello arte marcial como lo es el karate, exactamente para lo contrario:
al hablar de imposturas tan peregrinas, no puedo evitar mirar de reojo a lo NORMAL, que sería usar un bello arte marcial como lo es el karate, exactamente para lo contrario:
Fluir con el oponente.
Cuerpo relajado y fluyente.
Mínimo esfuerzo para el mayor beneficio.
Usar las katas al modo práctico, etc…
Resulta lícito que, para un principiante, dadas sus condiciones de estrechez, darle bolilla en tales aberraciones a modo de un azucarillo, antesala de un cambio posterior más sustancial. Y el motivo es tan simple como infantil, el –facilismo-. Aprender con más facilidad lo que tiene una correspondencia con su mundo marcial de valores de traca, regido por un ego que aprecia cosas como el esfuerzo máximo, el sonido más fuerte, la posición más bella…Pero el panorama más sombrío queda por venir, porque el –facilismo- está casado con el –costumbrismo-. Y, el paso del tiempo no suele privar de que se ancle recalcitrante.
Así están las cosas y así se las cuento:
Lo normal es lo raro.
Lo a-normal es lo más habitual.
Y…en el mundo del karate tradicional,
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